Canasta de mangos.

Jul 14, 2024 | Blog, Familia, Fe, Vida sin redes

Hace unos días, mientras disfrutaba de mi caminata vespertina, vi unos mangos caer de varios árboles. Me sentía tan emocionada de poder elegirlos frescos del parque, y no del supermercado :).

Al recoger los mangos, tuve el deseo de tomar una foto, pero no me fue posible, mis manos estaban llenas. Quise detenerme, colocar los mangos en un banquito, sacar el celular y tomar la imagen, pero esta reflexión llegó a mi mente: Necesitamos ocuparnos del momento, y recibir con gratitud y humildad las cosechas que a Dios le place suplirnos.

El proceso de siembra y cosecha, en vez de hacernos sentir “muy orgullosos por los logros”, nos empuja a crecer en humildad rápidamente. Cuando creemos que la planta de tomates está en su mejor momento, viene una plaga y la ataca (ya me pasó con nuestro huerto que ven en la imagen : ), cuando pensamos que nuestras verduras se multiplicarán por el abono que les colocamos, viene la lluvia y las destruye. O bien, cuando creemos que nuestro huerto morirá pronto, aparece el sol, nutre las plantas y las revive de forma radiante.

Todos, en una u otra medida, tenemos “canastas de mangos”. Ellas representan las cosechas que el Señor en Su multiforme gracia nos permite tener en las distintas áreas de la vida, y van desde la fortaleza que recibimos en un día atribulado, el crecimiento de nuestra fe, la salud que gozamos, el trabajo por el que oramos, la provisión de un viaje familiar soñado, hasta ver a nuestros hijos y familiares entregar su vida a Dios. Pero esas canastas en sí mismas valen más que una foto, un like o la aprobación/agrado de terceros. Tienen un fin mayor: Apuntarnos a Cristo, deleitarnos en el Señor, reconocerlo como el Dador de toda buena dádiva y dar testimonios a otros de Su inmensa gloria; no colocarnos una medalla como protagonistas.

Así que pregúntate: ¿Las identificas o pasas por alto un sinnúmero de canastas? ¿Te gozas de ver Sus obras en ti? ¿Sigues caminando en obediencia y escuchando Su voz a pesar de cómo luce la cosecha? ¿Estás convencida que esas canastas no dependen solo de tu inteligencia, habilidades, privilegios o favor? ¿Ves la mano de Dios en ellas? ¿Tu forma de dar testimonio de estas canastas hablan más de ti o de tu Padre?

Te recuerdo lo siguiente: No necesitas “publicar” todas tus canastas de mangos en las redes sociales solo por un like, costumbre,  o la mirada de terceros. A lo que sí te animo es a bajar un escalón más, y abrazar ese silencio santificador y sensación de pequeñez que experimentamos al ver cara a cara las cosechas que Dios nos concede, por Su gracia y misericordia, mientras somos humillados por Su grandeza y crecemos en hermosa dependencia y gratitud en nuestro caminar al cielo.

Ahora ve, ¡cuenta y goza de tus canastas de mango! ¡Habla de las obras que el Señor ha hecho!

Con amor,

Paola.

 

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