¡Hola nuevamente!

Agradecida de poder sacar un momento para escribirles mientras mi hijo mayor está con su tía y mi pequeña Victoria recibiendo mimos de mi esposo. ¡Gracias a Dios por todo!

Como madre de dos quiero compartirte algunas de las «herramientas» que nos pueden ayudar a VIVIR y experimentar estos meses de una forma ligeramente más confortable. Digo ligeramente porque la frase «caóticamente hermosa» (y cuando eres madre de 2 o 3 esa frase se triplica 🙂 es lo que mejor describe la época, y llenarnos de expectativas tipo novela solo traerá comparaciones y frustraciones. Un consejo que busco recordarme regularmente es el siguiente: «Me encuentro donde debo estar. Estoy en la etapa que Dios ha diseñado para mi vida en este tiempo, así como luce; si voy a observar fuera de ella es para darle gracias a Dios o clamar por Su sabiduría y fortaleza».

Cerrando el ( ), ahora te comparto esas herramientas que saco de mi maletín regularmente:

¡Manténlo SIMPLE! Caos ya puede ser que tengas, ¿para qué quieres complicarlo más? Olvídate de mantener la casa perfecta, la mesa ideal, la toalla bordada para el baño de visitas, toda la ropita de la bebé planchada, a tus otros hijos hermosamente vestidos para cuando llegue «la visita» . Es decir, deja «parqueado» todo aquello que te GENERE más estrés.

Relaciono lo simple con LIMPIEZA. En medio del cansancio (y los picos de crecimiento si estás amamantando), a veces no queremos ni bañarnos o cepillarnos (literalmente), pero créeme, levantarte, entrar al baño por 5 minutos (SIN el celular, al menos que sea para poner alabanzas) hace una gran diferencia. Mi rutina de baño (aunque hay días donde no la he cumplido) es: Poner alabanza (puedes hacer tu playlist), ejercicios respiratorios frente al espejo, masaje facial con crema limpiadora, dientes, baño, crema, gotas aceite esencial de lavanda o naranja en las manos. Eso me toma algunos 6 minutos, todo depende de cuánto tiempo disponga. ¡Te animo a crear una pequeña rutina que te sirva para cargarte durante el día

No tengas temor de DESCONECTARTE regularmente de redes, grupos o temas que puedan drenarte o provocarte mayor ansiedad. ¡Es liberador!

Si te sientes preocupada por el TO DO LIST que almacena tu mente, haz una lista por categoría, ya sea en una pizarra o libreta y ponles fechas de cuándo aproximadamente piensas llevar esas tareas/compromisos a cabo. Eso te permitirá volcar en «otro lugar» todo lo que estás planificando internamente.

Identifica esa actividad o momento que te permite distraerte con propósito para ver tu día a día desde una perspectiva más fresca. En mi caso es escribir, por esta vía y también en la libreta, y mi tiempo con Dios (que a veces se traduce en hablarle de madrugada, profundizar en un texto mientras amamanto a Victoria o cantar una alabanza que mueva mi alma). ¡Encuentra tu espacio y actividad!

Toma MUCHA agua. Manténte hidratada. Toma tus suplementos y vitaminas (magnesio, calcio, B12 para la concentración, etc.). Es una batalla cuidar-NOS cuando estamos volcadas en velar por nuestra familia. Pero necesitamos hacerlo. Ellos nos necesitan vivas, sanas y con cordura :).

Ora sin cesar. Mientras te bañas, duermes o atiendes a tu familia. Ora en voz alta o en silencio, pero habla con Dios aunque sea para decirle que te ayude.

Toma un día a la vez. Mateo 6:34 «Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas». No trates de abrirte 30 frentes y querer resolverlos todo en un día para sentirte «productiva». Terminarás más agotada y posiblemente tu salud y tu familia son los que terminarán pagando las consecuencias.

Conecta con amigas que atraviesen la misma etapa. Es muy sanador y satisfactorio sentir que podemos SERVIR a otros en medio del camino y ser escuchadas.

No permitas que el caos que veas y la «no productividad en otras áreas» determinen tu identidad. Recuerda que QUIÉN ERES está guardado y determinado por Dios, no por tus circunstancias o nivel «de productividad». Lo que haces por tu familia, lo haces por y para Dios. Es un trabajo para Su reino y cuya recompensa viene de Él, aunque nadie te vea.

Finalmente, mami, recordemos que esta es una etapa que llegará a su fin para pasar otras. Apreciemos este momento de estar un poco apartadas para valorar lo que Dios ha puesto en nuestras manos, caminar en medio del caos sin morir en el intento, cuidar-NOS y seguir plantando amor en nuestro principal y más importante ministerio: LA FAMILIA.